Tengo un par de Renos

21.1.07

¿POR QUÉ YO NO PUEDO?

Con el paso de los años he descubierto que hay cosas que se me dan realmente bien. Otras que se me dan bien a medias. Otras casi bien. Y otras nada bien. En esta última categoría podría incluir una larga lista de actividades para las que no he sido tocado con el don de la genialidad. Ni tan siquiera con el de la mediocridad. Directamente soy nulo. Y una de ellas es el dibujo. O en su defecto cualquier actividad plástica.

Sé que hay que aceptar las carencias que cada uno tiene. Pero es que en este tema me niego a echar todas las culpas a la madre naturaleza. A su aleatoria forma de repartir las habilidades. En este caso la culpa es compartida. Y la otra pieza del puzzle se llama Asun.


Asun era mi profesora en primero de E.G.B. Era una mujer muy simpática. Atenta. Y tremendamente cariñosa con todos sus alumnos. Siempre se inventaba juegos y actividades divertidas para entretenernos. Así fue como se le ocurrió introducir las manualidades en su clase. Compró figuritas de escayola. Pinturas. Pinceles. Y nos puso a colorear aquellos moldes inertes. Tristes en su blancuzca quietud.

Yo escogí un arlequín. Y ahí comenzó mi calvario. Siempre he sido muy nervioso. Y entre que quería acabarlo pronto. Y que mi pulso nunca ha sido el de un cirujano. Pues el pobre arlequín quedo hecho un cuadro flamenco. Me salí con la pintura por todos lados. Pero a mí me encantaba. Estaba orgullosísimo de él. Sin embargo mi profesora no era de la misma opinión. Y así. Sin más. Asun la simpática se transformó en Asun la cruel. La bruja. La asesina de la inocencia. Me echo una bronca tremenda. Y me dijo que estaba claro que yo no había nacido para el arte.

Yo me quedé compungido. Asustado. Traumatizado.




Con el tiempo intenté superarme. Incluso hice un macetero trenzado de macramé que me quedó realmente bien. Todavía me visualizo con los hilos enganchados en la puerta del armario de clase. Trenza que te trenza. Muy señora manchega haciendo encaje de bolillos. Pero en mi cabeza siempre sonaba la misma frase. “Tú no has nacido para el arte”.

Quizás por eso admiro tanto a aquellos que dominan las artes plásticas. Como Rebécca Dautremer. Una ilustradora francesa que hace unos cuentos para niños realmente alucinantes. Si alguien no sabe que regalarme para mi próximo cumpleaños (aunque quede casi un año), que me regale un libro suyo. Me hará el hombre más feliz del mundo. Todas las ilustraciones de este post son suyas. Genial, ¿verdad?






¡FERGY!

Perdonad. Pero es que todavía no he conseguido que el niño se acostumbre a utilizar el baño. Dice que es un reno y que va contra su naturaleza. Y me mea todas las esquinas del apartamento el muy cerdo. Bueno, me toca limpiar…

16.1.07

FERDY Y FERGY TAMBIÉN SE PARECEN A FAMOSOS

Mis niños se han emperrado en hacerse el test para saber a qué famosos se parecen. Y esto es lo que les ha salido...


http://www.myheritage.com



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13.1.07

PARECIDOS RAZONABLES

Desde niño, quizás por mi pasión desmedida por la literatura y el cine, siempre he tenido una idea de mi mismo distorsionada. El espejo siempre me devolvía la misma imagen. Niño gordito. Mofletudo. Con los ojos pequeñitos y brillantes. Y el pelo crespo. Negro. Por eso tampoco pasaba demasiado tiempo delante de él. Prefería verme como los personajes de mis libros favoritos. Inventarme a mi mismo. Y así crecía yo. Creyéndome ser quien no era. Todo un caos, desde luego.

Con el tiempo he aprendido a mirarme en el espejo. A saber quién soy. Y cómo. Y a que la imagen reflejada de mí mismo me guste.

Y ahora, gracias a una página de Internet que te busca el parecido con famosos, y que me ha recomendado mi buena amiga echalotte, el trauma ha vuelto. Metes tu foto. La página la escanea. Y voilà. Te ponen delante de tus narices, con porcentajes incluidos, a quién te pareces. Y eso es muy duro, creedme. Esto es lo que me ha salido a mí (tened paciencia que cada parecido va apareciendo poco a poco)

Deseo que cada uno de vosotros que me visitáis dejéis un comentario al respecto de mis parecidos razonables. Pincháis en “renos parlanchines” y dejáis vuestra opinión. Se premiará el ingenio.


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8.1.07

TODO AL 30%, 40% Y 50%



Tengo un disgusto que me muero. Bueno, en realidad es un doble disgusto. Lo cual es peor. Porque es doble. Y las cosas malas cuando vienen a pares, cuando son dobles, pues se convierten en realmente malas. Y lo malo, por mucho que algunos se empeñen en decir que todo tiene su lado bueno, que hay que ver el lado positivo de las cosas, no deja de ser malo. Y nunca. Repito. Nunca. Se convertirá en algo bueno. Se mire como se mire. ¡A la mierda mis años de yoga, pensamiento zen y métodos de relajación varios! Tanto mantra. Tanto tofu. Tanto oummm. Para nada.

Que las rebajas ya han entrado en nuestra vida es algo que no se le escapa a nadie. Todo aquel que haya salido a la calle se habrá dado cuenta. Pasos acelerados. Ojos ávidos de licra y algodón. Manos capaces de llegar a cualquier rincón de un perchero. Bolsas. Bolsas. Y más bolsas. Un mundo de porcentajes a nuestro alcance. Y todos de descuento. Una fiesta para las tarjetas de crédito. Tan contentas ellas ante tanto trabajo.

Pues bien. Yo también soy devoto de San Todo a Mitad de Precio. Tengo fe, qué se le va a hacer. Y como son las primeras rebajas de Ferdy y Fergy, pensé que sería divertido suministrarles una especie de paga para que se compraran lo que quisieran. Para que se fueran adaptando a su nueva vida en la ciudad. Para que se dieran el capricho del autoregalo, después de tantos años sirviendo a Papá Noel sin catar ni uno solo de los presentes que ayudaban a repartir. Para que se pusieran al día. Y vaya si lo han hecho.


Ferdy se ha comprado toda la discografía de Mari Trini. Sí. Esa a la que se le caía una estrella en el jardín. La misma. Y parece que le ha dado fuerte. Se pasa el día escuchando sus canciones, abrazado a la portada de los discos. Como una colegiala. Los vecinos no paran de quejarse. Por lo alto del volumen. Por lo hortera que son las letras. Y porque el dichoso renito ha empapelado la entrada del edificio con posters de la susodicha. ¡Parece que vivimos en la plaza del pueblo en fiestas! Eso si. En las fiestas de los ochenta. Y el portero los quita. Pero a la mañana siguiente ya hay otros en su lugar. Y me echa la bronca a mí. Porque piensa que el fanático de la Mari Trini soy yo. Y no se cómo explicarle que vivo con un reno mitómano. No puedo más. Qué disgusto. Qué disgusto.

Pero claro, Fergy no se ha comprado unos pantalones. Ni un jersey. Ni unas zapatillas de moda. No. Fergy se ha gastado toda su paga en porno. Y no es que eso me importe. Aunque podía haberse buscado otra cosa más productiva en la que gastarse mi dinero. Lo que me preocupa es que ahora no para de toquetearse por casa. Se pasa la mañana, tarde y noche, supongo que madrugada también aunque procuro dormirme pronto para no presenciarlo, estimulándose su cosita. Y grita guarradas varias mientras lo hace. “Oh, si nena”. “Has sido una chica mala, ¿verdad?”. “Cómetelo todo marrana. Qué eres una marrana”. Y Ferdy que se escandaliza. Y Fergy que le persigue blandiendo su cosita al viento para hacerle rabiar. Y Ferdy que se refugia en la música de Mari Trini. Y yo que me estoy volviendo loco.

Tengo un disgusto que me muero. Odio las rebajas. Acabo de perder toda la fe de golpe.


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