Tengo un par de Renos

9.1.08

CAMBIOS



La Navidad ya se ha marchado. Casi tan rápido como llegó. Las luces se apagaron. Los abetos comienzan a secarse, moribundos, tumbados al lado de los contenedores. Los belenes descansan en sus viejas cajas de cartón esperando que pase el nuevo año rápido y, a ser posible, sin ningún desperfecto en sus viejas figurillas. Ya no queda cava. Ni champán. Pero sí algo de turrón, que se hará cada día más duro. Hasta que alguien decida tirarlo. Quedan los regalos. Las resacas. La acidez de estómago. Y, para algunos afortunados, un buen pellizco de dinero. Sí. La Navidad se marchó. Y yo lo prefiero así.

No es que no me guste la Navidad. Tampoco es que me apasione. Pero cuando la familia se llena de enanos que corretean como locos a tu alrededor tocando la zambomba y la pandereta, las cosas cambian. Y la Navidad te gusta un poco más. Sólo por verles las caritas de felicidad. Sólo por escucharles hablar de los Reyes Magos. Sólo por eso vale la pena disfrutar de estas fiestas. Aunque este año, para ser sincero, la Navidad ha sido... ¿Cómo decirlo?... Ah, sí... Este año la Navidad ha sido una auténtica mierda.

Este año mi padre ha pasado la Navidad y la Nochevieja encerrado en una habitación del hospital. En lugar de marisco, antibiótico en vena. En lugar de una mesa llena de velas en compañía familiar, una fría habitación de hospital con mi madre como única compañera. En lugar de uvas, una buena dosis de oxígeno. Ya veis. Una mierda.





Sin embargo, y a pesar de todo, he sacado algo bueno de estas Navidades. He estado más cerca de mi padre que nunca. Y es que ponerle la cuña a tu progenitor para que descargue la vejiga une mucho. Sentados en la penumbra de la habitación hemos hablado de todo. Le he cuidado. Le he querido. He descubierto que mi familia está muy unida, a pesar de que cada uno ande en solitario hacia la meta de su vida. He descubierto que ha llegado el momento del cambio. Mis padres me cuidaron durante muchos años, cuando era un ser sin formar. Indefenso. Y ahora me toca a mi cuidar de ellos. Más adelante, otros tendrán que cuidar de mi. Y creo que en eso se basa nuestra vida. En cuidar unos de otros. Me gusta.

Esta Navidad ha sido extraña. Una mierda. Pero en la mierda también se puede encontrar oro. Yo lo he hecho. Y vendrán otras Navidades mejores. Aunque estas no las cambio por nada del mundo.

Adiós, Navidad.




Etiquetas:

4 Comments:

At 02:46, Blogger L said...

FELIZ NO NAVIDAD!!! De estas fiestas me gusta la psicología de que buenos somos todos y la sonrisa cuando le deseas felices fiestas a un desconocido en una tienda, bar, kiosco... Q lástima que sean buenos deseos tan frívolos y caducos xDDD

Espero que tu padre se mejore

 
At 09:04, Blogger AccentLess said...

Que grande la gente que ve las cosas positivas donde es dificil verlas...

 
At 02:28, Anonymous Anónimo said...

Yo tb pasé por eso, y te aseguro que fueron los mejores momentos...
porque, aunque lo mío no tuvo final feliz, sé que se fue sabiendo cuánto le quería...
Deseo de corazón que paseis muchas navidades juntos... cantando villancicos, por ejemplo, ;-)
Besos nocturnos.
Mendieta-Quintana

 
At 09:41, Blogger marta en parís said...

Es cierto eso que dices que hasta en la mierdo se encuentra oro. Pero no les ocurre a todos, sólo a los que rebuscan en la mierda, un ejercicio que no hace mucha gente. No es muy agradable, pero casi siempre merece la pena. Pues eso, mucha mierda para ti.

 

Publicar un comentario

<< Home


adopt your own virtual pet!