Tengo un par de Renos

18.1.08

El mueble de las fotos


Un mueble repleto de fotos esconde multitud de historias. Si te fijas bien, puedes comprender la vida de aquellos que fueron inmortalizados y expuestos al público. Puedes oírles reir. Y llorar. Puedes sentir el olor del mar. El sabor de una tarta de cumpleaños. De chocolate. Siempre de chocolate. Puedes sentir la melancolía. El ayer. El ahora. Y también el adiós.

"El mueble de las fotos" es un cortometraje que nos habla de eso. De las historias que se esconden tras las fotos. Tras las sonrisas perpétuas. Tras las muecas congeladas. Es un cortometraje sencillo. Un cortometraje hecho con mucho cariño. Hecho entre amigos.

Para verlo sólo tenéis que entrar en la página http://www.notodofilmfest.com/ y pinchar en el apartado "Sala de Proyecciones". Allí podréis encontrarlo. Es el cortometraje número 405.

Espero que os guste mucho.

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9.1.08

CAMBIOS



La Navidad ya se ha marchado. Casi tan rápido como llegó. Las luces se apagaron. Los abetos comienzan a secarse, moribundos, tumbados al lado de los contenedores. Los belenes descansan en sus viejas cajas de cartón esperando que pase el nuevo año rápido y, a ser posible, sin ningún desperfecto en sus viejas figurillas. Ya no queda cava. Ni champán. Pero sí algo de turrón, que se hará cada día más duro. Hasta que alguien decida tirarlo. Quedan los regalos. Las resacas. La acidez de estómago. Y, para algunos afortunados, un buen pellizco de dinero. Sí. La Navidad se marchó. Y yo lo prefiero así.

No es que no me guste la Navidad. Tampoco es que me apasione. Pero cuando la familia se llena de enanos que corretean como locos a tu alrededor tocando la zambomba y la pandereta, las cosas cambian. Y la Navidad te gusta un poco más. Sólo por verles las caritas de felicidad. Sólo por escucharles hablar de los Reyes Magos. Sólo por eso vale la pena disfrutar de estas fiestas. Aunque este año, para ser sincero, la Navidad ha sido... ¿Cómo decirlo?... Ah, sí... Este año la Navidad ha sido una auténtica mierda.

Este año mi padre ha pasado la Navidad y la Nochevieja encerrado en una habitación del hospital. En lugar de marisco, antibiótico en vena. En lugar de una mesa llena de velas en compañía familiar, una fría habitación de hospital con mi madre como única compañera. En lugar de uvas, una buena dosis de oxígeno. Ya veis. Una mierda.





Sin embargo, y a pesar de todo, he sacado algo bueno de estas Navidades. He estado más cerca de mi padre que nunca. Y es que ponerle la cuña a tu progenitor para que descargue la vejiga une mucho. Sentados en la penumbra de la habitación hemos hablado de todo. Le he cuidado. Le he querido. He descubierto que mi familia está muy unida, a pesar de que cada uno ande en solitario hacia la meta de su vida. He descubierto que ha llegado el momento del cambio. Mis padres me cuidaron durante muchos años, cuando era un ser sin formar. Indefenso. Y ahora me toca a mi cuidar de ellos. Más adelante, otros tendrán que cuidar de mi. Y creo que en eso se basa nuestra vida. En cuidar unos de otros. Me gusta.

Esta Navidad ha sido extraña. Una mierda. Pero en la mierda también se puede encontrar oro. Yo lo he hecho. Y vendrán otras Navidades mejores. Aunque estas no las cambio por nada del mundo.

Adiós, Navidad.




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