¿POR QUÉ YO NO PUEDO?
Sé que hay que aceptar las carencias que cada uno tiene. Pero es que en este tema me niego a echar todas las culpas a la madre naturaleza. A su aleatoria forma de repartir las habilidades. En este caso la culpa es compartida. Y la otra pieza del puzzle se llama Asun.
Asun era mi profesora en primero de E.G.B. Era una mujer muy simpática. Atenta. Y tremendamente cariñosa con todos sus alumnos. Siempre se inventaba juegos y actividades divertidas para entretenernos. Así fue como se le ocurrió introducir las manualidades en su clase. Compró figuritas de escayola. Pinturas. Pinceles. Y nos puso a colorear aquellos moldes inertes. Tristes en su blancuzca quietud.
Yo escogí un arlequín. Y ahí comenzó mi calvario. Siempre he sido muy nervioso. Y entre que quería acabarlo pronto. Y que mi pulso nunca ha sido el de un cirujano. Pues el pobre arlequín quedo hecho un cuadro flamenco. Me salí con la pintura por todos lados. Pero a mí me encantaba. Estaba orgullosísimo de él. Sin embargo mi profesora no era de la misma opinión. Y así. Sin más. Asun la simpática se transformó en Asun la cruel. La bruja. La asesina de la inocencia. Me echo una bronca tremenda. Y me dijo que estaba claro que yo no había nacido para el arte.
Yo me quedé compungido. Asustado. Traumatizado.
Con el tiempo intenté superarme. Incluso hice un macetero trenzado de macramé que me quedó realmente bien. Todavía me visualizo con los hilos enganchados en la puerta del armario de clase. Trenza que te trenza. Muy señora manchega haciendo encaje de bolillos. Pero en mi cabeza siempre sonaba la misma frase. “Tú no has nacido para el arte”.
Quizás por eso admiro tanto a aquellos que dominan las artes plásticas. Como Rebécca Dautremer. Una ilustradora francesa que hace unos cuentos para niños realmente alucinantes. Si alguien no sabe que regalarme para mi próximo cumpleaños (aunque quede casi un año), que me regale un libro suyo. Me hará el hombre más feliz del mundo. Todas las ilustraciones de este post son suyas. Genial, ¿verdad?
¡FERGY!
Perdonad. Pero es que todavía no he conseguido que el niño se acostumbre a utilizar el baño. Dice que es un reno y que va contra su naturaleza. Y me mea todas las esquinas del apartamento el muy cerdo. Bueno, me toca limpiar…