A veces tengo sueño. Y me quedo dormido en cualquier sitio. Como si fuera narcolépsico. Y a veces cuando tengo sueño también tengo sueños. Sueños llenos de colores y olores. De sonrisas. De ojos brillantes que hablan. De cangrejos tristes porque no tienen manos. Y a veces los sueños también están llenos de cuerpos desnudos amándose. Pero sólo a veces.
A veces siento la necesidad de esconderme. De ser muy pequeño. Minúsculo. De pasar desapercibido. De mezclarme con la multitud y no ser nadie. Sólo una pieza más del puzzle. Un granito de arena. Una parte del todo. A veces casi lo consigo. Pero a veces no.
A veces, sin saber por qué, me transformo en un reno. En un reno con personalidad múltiple. Un reno bueno. Casi tonto. Y otro malo. Macarra. Agresivo. Y malhumorado. Es difícil saber cuando va a ocurrir. Cuando voy a convertirme en un reno. Pero cuando pasa puedo hablar con Papá Noel. Puedo volar por cualquier cielo. Azul. Gris. Negro. Rojo. Es bonito. Y también, aunque sólo a veces, puedo llevar regalos a los niños que no tienen nada. Aunque no sea Navidad.
A veces soy generoso. Y doy lo que tengo. Incluso lo que no tengo. Simplemente doy sin esperar nada a cambio. A veces no. A veces doy porque sé que luego voy a tener una compensación. Soy humano. Y no sólo a veces. Lo soy siempre.
A veces me gustaría desaparecer. Convertirme en luz. Dejar atrás mi cuerpo. Mis formas. Mi carne. Mi sangre. Mis huesos. Ser etéreo. No ser. Saber qué hay en otros planos. En otros lugares. Y a veces lo intento. Pero me da miedo. Me da miedo saber demasiado. Saber lo que no puedo entender. Lo que no debo saber. No sé.
A veces soy Frozen. O un fantasma de niña japonesa atormentada. No me gusta serlo. Pero a veces lo soy.
Y a veces soy una supermodelo. Con portadas en las mejores revistas del mundo. Asistiendo a fiestas. Rodeada de lujo. Fama. Drogas. Y sexo. No se si me gusta serlo. Pero es mejor que ser el fantasma de niña japonesa atormentada.
A veces me gusta hacer el tonto. Convertirme en un niño. Sin responsabilidades. Sin miedos. Sin limitaciones. Dejar que mi imaginación ate a mi razón. Que la clave en la pared. Que le de una paliza si quiere. Y ser libre para ser. A veces mi corazón se desboca y me deja ser. Porque soy muchas cosas. Y otras no soy. Lo sé.
Todo esto me pasa a veces. Pero sólo a veces.
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