NOS VAMOS DE VIAJE
Ser un reno y vivir en España no debe ser fácil. Y menos en los tiempos que corren. Veranito casi perpetuo. Escuetos porcentajes de nieve. Poca tradición de Papá Noel. Nulas probabilidades de hacer amigos de la misma especie. No. Ser un reno y vivir en España no debe ser fácil.
Por eso decidí hacerles un regalito a mis niños. Decidí que juntos iríamos a Finlandia. Al encuentro del frío. Ellos recordarían sus raíces. Y yo visitaría a unos amigos que estaban viviendo allí.
DIA 1: MADRID-HELSINKI
Tras el madrugón, las prisas, el atasco para llegar al aeropuerto y los problemas con los cascabeles de Fergy, que no paraban de sonar en el control de metales y casi nos dejan en tierra, por fin subimos al avión. Supongo que lo peor ya ha pasado. Pero me equivoco.
Despegamos. Y a medida que vamos tomando altura, Ferdy se pone cada vez más blanco. Comienza a sudar descontroladamente. Mira por la ventanilla. Y se pone más blanco. Yo le cojo de la pezuñita, para tranquilizarlo. Para que sepa que estoy a su lado y que todo va bien. Pero sin previo aviso se suelta el cinturón. Salta como puede por encima de su hermano y por encima mía, pisándonos, y se pone a correr por el pasillo con la mirada perdida. Chillando como un loco. El resto de pasajeros flipa. Y las azafatas intentan reducirlo. Él que se deshace de ellas y se encierra en el baño. No sin dificultad consigo que me deje entrar. Está temblando. Gritando. Diciendo incoherencias. Y yo, como no se cómo reaccionar, pues le abofeteo. Como en las películas. Parece que mi técnica surte efecto, aunque ahora no me habla y me mira con carita de pena. Me siento fatal. Pero al menos consigo que el resto del viaje lo pase sentado. Blanco. Nervioso. Y sollozando. Pero sentado.
Cuando tomamos tierra en el aeropuerto de Vantaa, Helsinki, doy gracias porque haya acabado el vuelo. Fergy está emocionadísimo y un poco espídico. A Ferdy ya se le ha pasado la congoja por las bofetadas que le solté. Y vuelve a ser el reno cariñoso de siempre.
Carla y Guille, mis amigos, vienen a recogernos. Les presento a Ferdy y a Fergy, y parece que se caen bien. Vamos a su casa a dejar las maletas y luego nos damos una vuelta por su barrio, Kallio, que es como el Montera de Helsinki. Está lleno de locales de masajes thai, lap dance y show girls. Pero con la sobriedad nórdica. A Fergy le descubro un brillo especial en los ojos. Miedo me da.
En fin, mañana será otro día.
DIA 2: HELSINKI
Hoy vamos de turisteo. Nos dedicamos a visitar las lugares típicos de Helsinki: la catedral, la estación de tren, el puerto, la calle de las compritas,… Yo, que tengo una cámara de fotos nueva, me vuelvo loco sacando instantáneas a los monumentos y a mis niños. Aunque Fergy, que es un poco borde, no quiere salir. Y tengo que obligarle. Así sale...
DIA 1: MADRID-HELSINKI
Tras el madrugón, las prisas, el atasco para llegar al aeropuerto y los problemas con los cascabeles de Fergy, que no paraban de sonar en el control de metales y casi nos dejan en tierra, por fin subimos al avión. Supongo que lo peor ya ha pasado. Pero me equivoco.
Despegamos. Y a medida que vamos tomando altura, Ferdy se pone cada vez más blanco. Comienza a sudar descontroladamente. Mira por la ventanilla. Y se pone más blanco. Yo le cojo de la pezuñita, para tranquilizarlo. Para que sepa que estoy a su lado y que todo va bien. Pero sin previo aviso se suelta el cinturón. Salta como puede por encima de su hermano y por encima mía, pisándonos, y se pone a correr por el pasillo con la mirada perdida. Chillando como un loco. El resto de pasajeros flipa. Y las azafatas intentan reducirlo. Él que se deshace de ellas y se encierra en el baño. No sin dificultad consigo que me deje entrar. Está temblando. Gritando. Diciendo incoherencias. Y yo, como no se cómo reaccionar, pues le abofeteo. Como en las películas. Parece que mi técnica surte efecto, aunque ahora no me habla y me mira con carita de pena. Me siento fatal. Pero al menos consigo que el resto del viaje lo pase sentado. Blanco. Nervioso. Y sollozando. Pero sentado.
Cuando tomamos tierra en el aeropuerto de Vantaa, Helsinki, doy gracias porque haya acabado el vuelo. Fergy está emocionadísimo y un poco espídico. A Ferdy ya se le ha pasado la congoja por las bofetadas que le solté. Y vuelve a ser el reno cariñoso de siempre.
Carla y Guille, mis amigos, vienen a recogernos. Les presento a Ferdy y a Fergy, y parece que se caen bien. Vamos a su casa a dejar las maletas y luego nos damos una vuelta por su barrio, Kallio, que es como el Montera de Helsinki. Está lleno de locales de masajes thai, lap dance y show girls. Pero con la sobriedad nórdica. A Fergy le descubro un brillo especial en los ojos. Miedo me da.
En fin, mañana será otro día.
DIA 2: HELSINKI
Hoy vamos de turisteo. Nos dedicamos a visitar las lugares típicos de Helsinki: la catedral, la estación de tren, el puerto, la calle de las compritas,… Yo, que tengo una cámara de fotos nueva, me vuelvo loco sacando instantáneas a los monumentos y a mis niños. Aunque Fergy, que es un poco borde, no quiere salir. Y tengo que obligarle. Así sale...
DIA 3: HELSINKI
El que prometía ser un día de vacaciones maravilloso se ha convertido en un mal drama venezolano. Carla y Guille nos han llevado a un mercadito muy gracioso que hay en Hakaniemi. Íbamos tan contentos, mirando los puestecitos típicos de regalitos, las cafeterías, las panaderías con cientos de panes apetecibles, los puestos de chocolates,… Y de pronto nos damos cuenta de que los niños no están. Pienso que estarán asustados porque se han alejado de mi vera. Porque se han perdido en un mercado de un país extraño. Sin hablar ni suomi ni inglés. Sin poder preguntar a nadie. Y claro, como buen padre me agobio. Empezamos a buscarlos por todos lados. Y al cabo de un rato nos encontramos a Ferdy llorando en un rinconcito. Desconsolado. Con la naricita llena de mocos. Le pregunto que qué pasa. Pero no puede ni contestar. Oímos un estruendo. Revuelo de gente. Carreras de un lado para otro. Y vemos a Fergy con los ojos inyectados en sangre dando cabezazos a la vitrina de un puesto, ante la mirada aterrorizada del señor que hay tras ella. Nos acercamos y lo entendemos todo. Es una carnicería, y venden carne de reno. Muy típica por esos lares. Pobres renitos míos. Que disgusto. Guille y yo sacamos a Fergy a la fuerza de allí. A la calle. Para que le de el aire y se le pase el calentón. Mientras, Carla consuela a Ferdy.
Hoy no ha sido muy buen día.
Continuara…
5 Comments:
que envidia de viaje!! ay!
por fa pon más fotos que me parto de risa!!
Besitos
estaba buena la carne de reno??
Estais fatal de lo vuestro... que lo sepais...
las fotos molan. la carne de reno es... sospechosa...
-CK
Oooooooh, me encantaron las fotos de Helsinki/Gotham City... si la estación de trenes es así de fuerte ¿como será el resto? SOY FAN... Helsinki, cruza la pasarela...!
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