Tengo un par de Renos

26.12.06

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!


En estas fiestas tan señaladas, de paz, amor y Freixenet, Ferdy, Fergy y un servidor os queremos desear una feliz Navidad y un buen año 2007.
¡A emborracharse todo el mundo!

15.12.06

AVENTURITAS VIAJERAS

DIA 5: HELSINKI

Lo han vuelto a hacer. Ferdy y Fergy la han liado. Aunque esta vez ha sido en la intimidad y no ha tenido que presenciarlo ningún autóctono con la cara lívida y desencajada. Lo cual no deja de ser un consuelo.

Todo comenzó cuando Carla y Guille decidieron reservar hora para la sauna particular que hay en su edificio. Por pura lógica pensé que mis niños se quedarían en casa mientras nosotros nos desintoxicábamos. Porque ya me diréis qué pintan dos animales peludos en un cuartucho de madera a 40º. Pero la lógica no sirve de nada cuando te enfrentas a dos renos gemelos y cabezones.

Ferdy, jaleado por su hermano, empezó a hacerme chantaje psicológico. Lagrimita en los ojos. Que si soy mal padre. Carita de pena. Que para qué les llevo de viaje si no quiero estar con ellos. Moquito goteando por la nariz. Que si lo sabe no se aparece en mi armario. Fergy, por su parte, fue más directo. Simple y llanamente me amenazó. Me dijo que si iba a tener la tarde libre se compraría una caja de cervezas y se trajinaría a todas las putas del barrio. Que disgusto me pillé. Porque puedo soportar muchas cosas. Pero un reno putero es demasiado. Y claro, entre la capacidad para el drama de uno y la rebeldía sin causa del otro, pues a la sauna que se vinieron.

La aventura de Ferdy acabó muy pronto. Pobre. Nada más entrar se puso a sudar como un pollo. Problemas para respirar. Pelo empapado. Ojos en blanco. Desmayo. Lo tuvimos que sacar entre todos, darle una ducha fría y dejarlo descansando en los vestuarios. Dos minutos de sauna. Todo un récord.

Fergy aguantó más. Pero se quemó el morrito con la cerveza que se empeñó en tomarse en la sauna. Y le salió una ampolla que por los gritos e insultos que soltaba debía dolerle mucho. Luego, bajo los efectos del alcohol y sin que nos diéramos cuenta, le dio por marcar el territorio en cada esquina del cubículo de madera. Con lo cual casi morimos todos con los vapores del pis. Algo muy desagradable. Ciertamente. Y por último, le dio una bajada de tensión acompañada de una crisis de asma que obligó a Guille a ir a casa para dejarle su inhalador.

Vamos, un circo.


DIA 6: HELSINKI-TALLÍN

Quizás porque nunca habíamos hecho un crucero, o quizás por la influencia de películas como Titanic, lo cierto es que nada más subir al barco que habría de llevarnos a Estonia fuimos a la cubierta. Allí estuvimos un buen rato viendo como el puerto se alejaba ante nuestros ojos. Lentamente. Excitados ante la perspectiva de un buen día. Cuando al fin perdimos de vista tierra firme decidimos que era un buen momento para inspeccionar el interior. Sin tan siquiera sospechar lo que habríamos de encontrarnos.

Aquello no era un crucero. Aquello era el barco del vicio y la perversión. Tan sólo eran las ocho de la mañana, pero todo el mundo estaba bebiendo cervezas de medio litro, copazos, jugando a las maquinas tragaperras. Allá donde miraras había gente mamándose sin control. En los pasillos. En las escaleras. En los múltiples bares. En las cubiertas habilitadas a modo de smoking room. Parecía que el mundo se iba a acabar.

Pero la gran sorpresa llegó cuando encontramos el supermercado. Estaba a rebosar de gente con carros llenos de botellas de alcohol y chucherías. Todos corriendo de un lado a otro para comprar la mejor oferta. También había empleados que te daban chupitos de cualquier bebida para que la probaras. Era el paraíso de cualquier alcohólico. Claro, salimos de allí con un pedo…

Y es que descubrimos que la gente se hace viajes a Estonia sólo para comprar alcohol, porque es mucho más barato que en Helsinki. Se llevan maletas vacías o carros y vuelven con ellos llenitos de cajas de cervezas, botellas de whisky, ron,…

Gracias al supermercado del barco, y a sus chupitos, el viaje se nos hizo cortísimo. Cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos en Tallín, que es una ciudad encantadora. Paseitos. Fotos. Paradita para descansar y tomar una cerveza autóctona. Más paseitos. Y compra de alguna botillita de alcohol. Ya que es tan tipico…

Y vuelta al barco del desenfreno.



CONTINUARÁ…


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